Para los marxistas, el futuro del planeta y de la crisis climática depende en gran medida de qué clase posea los medios de producción. La tecnología y la automatización, incluida la inteligencia artificial (IA), pueden ser útiles para mejorar las condiciones materiales de la clase obrera, pero sólo si los dispositivos, artilugios y programas son propiedad de la clase obrera y son manejados por ella. En el capitalismo, la tecnología y la automatización, especialmente la IA, son un desastre para los trabajadores y tienen fama de ser asesinos de empleos.
En contraste con los países capitalistas, la tecnología en los países socialistas, como China y Cuba, se utiliza en beneficio de las personas. Mientras que los países capitalistas utilizan la tecnología para ayudar a unos pocos ricos, Cuba envía médicos por todo el mundo. China está expandiendo la tecnología verde en su país mientras ayuda a la construcción de infraestructuras en muchos países africanos, con el uso de la tecnología.
Nadie sabe con certeza al 100% cómo serán los veranos del futuro. Como solía decir Sam Marcy, fundador del Partido del Mundo Obrero, “los marxistas no tenemos una bola de cristal”, lo que significa que no podemos predecir el futuro.
Al mismo tiempo, como materialistas dialécticos, nos fijamos en las pruebas científicas para llegar a conclusiones. Los estudios demuestran que el cambio climático se debe a la quema de combustibles fósiles que crean emisiones de gases de efecto invernadero y atrapan el calor del sol provocando el aumento de las temperaturas. (Greenly Institute, 8 de agosto)